lunes, 31 de agosto de 2009

Le Gardien

Pienso en que quizás - mentira, existen - personas frívolas que se dan el lujo de preguntarle a uno cómo están, siendo que es sólo por la mera conducta social de cordialidad que se les ha educado de pibes, o también responde a ciertas palabras 'reflejo' o muletillas instauradas en nuestro cada vez más pobre vocabulario castellano.
Si estás cerca de uno de sus amigos, te saludan amablemente, pero en el fondo no le interesas ni un carajo, para qué andamos con cosas, el hecho de que adornen palabras para ti, no significa que realmente le seas importante ni mucho menos, simplemente responde a patrones involuntarios que saltan en cuanto son activados por el estímulo verbal supra umbral (aplicando biología).
Así que cuando estén hablando cerca de un grupo de amigos - no es necesario 'amigos' - pero sí los que estén próximos a ti (en sentido de cercanía física, NO afectiva), ten siempre en cuenta que las palabras que te lleguen a ti, o es porque esa persona te tenga una estima sensacional que vomite la felicidad por las orejas, o es que - y los más factible - que te lleguen los textos por 'rebote'.
Por eso es que me apestan de sobremanera las invitaciones por compromiso. Que porque va todo el grupo de amigotes, tienen que invitarte nada más que para no quedar mal, porque o sino empiezan a decir -oh, y por qué no quisiste invitarlo. Te cae mal? Te apesta? - Claro. Y para más remate de la frivolidad hecha ser humano, no toleras quedar mal frente a aquellos que seguramente te pagan la colegiatura y la comida, y los pepe jeans que llevas puestos - por favor - invitas.
Entonces eso me apesta hoy, y quizás mañana menos, pero igual me seguirá cayendo como patada en la guata.